La capacidad de carga es el primer aspecto importante para la compra de una lavadora, y consiste en el número de kilos de ropa que es capaz de lavar a la vez, hasta hace poco tiempo la capacidad más habitual era de 5 kilos de ropa de algodón o 2,5 kilos de prendas sintéticas, hoy en día hay modelos que admiten hasta 8 y 10 kilos, se aconseja solo para familias numerosas.
El segundo elemento importante que se debe valorar es la velocidad, más aún en lugares donde la lluvia y la humedad se presentan con niveles altos, la velocidad de la lavadora es medida en revoluciones por minuto (rpm), cuanto mayor sean las rpm que tenga la lavadora, menos húmedad en la ropa y más fácil será su secado. Los modelos del mercado parten de las 600 rpm y llegan hasta las 1.400 rpm, cuanto mayor sean las revoluciones más aumentará su precio, porque además de su mecánica más potente ofrece más funciones y programas, como el antiarrugas o el de fácil planchado.
Las lavadoras se clasifican de varias maneras. Una de ellas es por el tipo de carga, frontal o de carga superior. La introducción de la ropa se hará, en el caso de carga frontal, por una puerta delantera y, en caso de carga superior, por una puerta en la parte de arriba. Las de carga superior suelen ser interesantes para no tener que agacharse y por tanto, evitar posiciones de espalda incómodas. Si atendemos a sus funciones, tenemos la lavadora propiamente dicha y la lavadora secadora. La segunda además de ser lavadora es secadora, por tanto sería como dos electrodomésticos en uno y, obviamente, el precio es superior en esta última. La secadora es útil en el caso de casas sin tendedero a un patio interior cubierto, para evitar tener que montar tenderetes dentro de casa y también en caso de tendedero no cubierto en época de lluvias. En otros casos, puede resultar una inversión poco rentable.
La lavadora es uno de los electrodoméstico que más electricidad consume, por eso, hay que optar siempre que nuestra liquidez económica lo permita por lavadoras con las etiquetas energéticas más exigentes: A, A+ y A++.
Los modelos que incorporan la función de media carga contribuyen asimismo a que la factura energética no se dispare. La mejor forma de optimizar el funcionamiento del aparato es utilizándolo al máximo de su capacidad pero si no se puede esperar a llenar el tambor, la media carga es lo más práctico. Esta opción no permite tanto ahorro como reducir a la mitad los consumos en luz y agua, pero sí supone una reducción considerable.
La mayoría de los modelos ofrecen una gama de más de 10 tipos de lavados, despliegue desproporcionado por el que no merece pagar más dinero ya que, en general, no se usan más de cuatro programas: algodón a 60º, a 30º, sintético a 40º y los programas de lavado en agua fría para prendas de lana. Además de elegir un modelo que contenga al menos estos programas, lo más práctico es decantarse por lavadoras con la opción de retardo, es decir, programar la lavadora para que empiece cuando le hemos indicado. Igual de aconsejables son los programas ecológicos, los de antiarrugas, planchado fácil, lavado intensivo para las manchas más resistentes y el de aclarado extra por si se ha puesto más jabón del debido.
Fuente: www.24htodoelectric.com